Nuevos mecanismos de supresión de masas y actos vandálicos, parece ser la conmoción por extremismos, no solo en colombia sino en américa. Actos de oposición en contra estados que supuestamente se rigen bajo democracia y al servicio del pueblo. Actos revolucionarios que cobran vidas de bando y bando no solo con sus actos de polarización que solo dejan escenarios que son despejados con violencia. Donde la población solo se cuenta que la única respuesta a su oposición es la orden de suprimir el vandalismo, y solo lo entiende cuando hay pérdidas colaterales.
Víctima de la resistencia o de la estupidez humana, es real ver cómo el mundo no asimila su regente y tal vez un fenómeno que viene experimentando el continente americano, que mayoritariamente es democrático.
Sin nombrar los excesos de poder de activos de la fuerza policial para suprimir la represión, los desmanes y dramas que se concentran en una ciudad solo para entender después, que es el acto de unos desadaptados y una complejidad inadmitida por el estado. Por negligencia de un tercero y sus medidas extremas de suprimir.
Y sobretodo un llamado del pueblo a asistir los compromisos de estado que se han desarrollado bajo instancias democráticas para la estabilidad de una nación que pretende ser ingobernada, y todo por fallas en instancias de legitimidad y confrontación con los gremios empresariales y representación obrera que permita una dinámica estable conforme a reparación de distintos sectores de la mesa convocada a para instaurar un funcionamiento colectivo y solución para afrontar la crisis.